Navegando por los canales de Amsterdam tienes una perspectiva distinta de la ciudad, necesitaba encontrar los ingredientes y, en tierra firme buscamos el mercado Bloemenmarkt y encontré cacao, una pizca de colorante rojo y la mezcla perfecta de harina, huevo y sucralin, caminamos cruzando sus múltiples puentes hasta llegar a Oude Kerk, o Iglesia Vieja motivo de mi inspiración centinela del tan conocido Barrio Rojo, donde a los marineros se les liberaba de sus pecados amorosos, y posiblemente la escultura en un adoquin de la mano sobre un pecho reza a su puerta su rebelde hipocresía, cubriendola de mascarpone para tapar su secreto.
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